Como muchos de los que no os arriesgasteis a ir al pueblo este verano, nosotros también nos planteamos pasar o no las vacaciones en Torrepadre, sopesamos los riesgos para la gente del pueblo y para nosotros y finalmente decidimos ir, pero adoptando todas las medidas que aconsejan, y más.
Y os cuento....
Ahora estoy en Albacete. Han pasado 14 días desde la vuelta y me encuentro como una rosa, con una buena dosis de sol y por tanto las defensas reforzadas y ánimos renovados.
Todos hemos sido muy responsables, hemos ido al bar, hemos tomado nuestras cervezas en las mesas del teleclub, por grupos de familias o amigos, convivimos con los nuestros y, sin acercarnos nos comunicamos con las otras mesas, sin mezclarnos.
Sobre todo, los niños que se han librado del aislamiento y han respirado libertad, han disfrutado de lo lindo y nosotros con ellos. Esperemos que les haya venido bien para aguantar lo que venga.
No se notaba tristeza como en las ciudades. Nos hemos atrevido a cenar perritos, hamburguesas y pizzas, preparadas por los nuevos responsables del teleclub. Muy buenas.
El campo, como ha llovido mucho, tenia mucha maleza y a veces no encontrábamos caminos para transitar porque además la gente no los ha pisado, ya sabéis "se hace camino al andar".
En el pueblo se ha quitado una ruina (antiguo lagar) y ha quedado una plaza y el Pilón que estaba desaparecido entre la maleza y fijaros como lo han dejado. Merece la pena, es muy antiguo y está perfecto. ¡Gracias chicos!
Alegra ver que se van haciendo cosas.
En fin, las circunstancias mandan, podemos hacer muchas cosas, es decir vivir, pero con muchísimas precauciones. Suerte y ánimo.